Milei, $LIBRA y el recuento de los daños

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El viernes de la semana pasada, Javier Milei dio cátedra de los riesgos de confiar a pie juntillas en un activo que no entiendes. El presidente de Argentina impulsó la inversión de la criptomoneda “$LIBRA”, cuyo precio subió como la espuma solo para desplomarse en cuanto los inversionistas decidieron retirar sus ganancias.

El saldo del incidente fueron pérdidas por 87 millones de dólares, que afectaron a 44,000 inversionistas, una crisis política que se pudo haber evitado y una renovada ola de desconfianza hacia el sector cripto, que desde hace semanas ha vuelto a los reflectores internacionales gracias a las medidas de Donald Trump.

Aunque no se espera que el recelo tras las acciones de Milei ralentice la penetración de las criptodivisas en la región, sí pondrá de manifiesto la necesidad apremiante de generar las regulaciones para criptomonedas que muchos gobiernos —México incluído— han retrasado. También, representará una nueva prueba de fuego para las empresas que buscan transmitir confianza entre potenciales inversionistas.

A nivel mundial, el sector cripto está atravesando por un momento crucial. El crecimiento del tráfico es a doble dígito, principalmente debido a Bitcoin, pero los fraudes prácticamente han aumentaron 48% en 2024 respecto al anterior. Y casos como el de $LIBRA vuelven, con toda razón, más escépticos a algunos inversionistas sobre la seguridad de sus activos.

Entonces, ¿cambiará drásticamente el ecosistema en la región? Probablemente no. América Latina ha visto un aumento sostenido en el volumen de transacciones desde hace años, con países como México, Argentina y Venezuela liderando la adopción. En estos últimos dos mercados, además, el crecimiento se ha acelerado por la inestabilidad económica y los altos niveles de inflación, que hacen muy atractivo el modelo de auto custodia (tener tu dinero en activos digitales, no intermediados por ninguna institución) que promueven los criptoactivos. Y a nivel macro esa tendencia no tiene para cuándo cambiar.

En este contexto, la pelota parece estar del lado de las empresas del sector, que pese a la falta de regulación y certeza buscan cada vez más espacios para operar. Hace un par de semanas, por ejemplo, Bitso Business lanzó una aceleradora para startups de stablecoins* y el protocolo Meta Pool se alió con la Universidad de Zurich para promover la educación en blockchain.

Sin embargo, estos esfuerzos siguen aislados y no tienen la fuerza necesaria para impulsar una regulación a la medida para cada mercado en América Latina, que realmente apoye las necesidades de un sector tan lleno de potencial. Y, sobre todo, que evite que las ocurrencias de un personaje público dañen la reputación de un sector que durante años ha buscado confianza.

Para lograrlo, el primer paso es la educación, asegura Claudio Cossio, de ICP Hub. De esa manera, quienes tienen voz y voto en cuestión de criptomonedas podrán tomar decisiones informadas. También, podrán mejorar la prevención de fraudes y mejorar en los distintos puntos de dolor que enfrenta el sector (y en los que ahondaremos a futuro).

Si en América Latina no queremos otro episodio $LIBRA-Milei, será mejor que los sectores público y privado se sienten a la mesa. De otro modo, lo que pasó en Argentina podría ocurrir otra vez, dañando la reputación de todo un sector cuya principal moneda de cambio es la confianza.

*Por cierto, las stablecoins son criptomonedas menos volátiles, que generalmente tienen el mismo valor que una moneda de referencia, como el dólar.

Darío Celis

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