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De un tiempo a la fecha parece que todo es inteligencia artificial. En el ecosistema startup cada vez hay más empresas que presentan soluciones “basadas en IA” para armar inventarios, mejorar su atención al cliente, crear soluciones de nómina, apoyar a pequeños negocios, organizar citas, mandar mensajes de WhatsApp y un laaaargo etcétera, que crece cada día.
A medida que más empresas adoptan esta tecnología, los puestos de trabajo relacionados a su implementación y desarrollo van al alza. De acuerdo con un estudio reciente de Microsoft, 60% de las empresas en México ya tiene estrategias específicas para la IA, y casi la mitad (49%) cuenta con políticas internas para regular el uso de esta herramienta. Esto abre nuevas vetas de especialización que, por supuesto, serán fundamentales en los próximos años… pero, ¿cuál es realmente su horizonte de utilidad?
En el ecosistema start-up y scale-up esta pregunta ya se plantea. Y la respuesta es incómoda (y ligeramente fáustica, si me lo preguntan): los puestos especializados en big data e inteligencia artificial serán los primeros en ser sustituidos por la tecnología que ayudaron a alimentar. Lo mismo pasa con el pensamiento matemático, la programación y gran parte de las habilidades técnicas.
Aunque esto de ninguna manera significa que todo lo que huela a desarrollo tecnológico está condenado a la obsolescencia ni mucho menos —se seguirán necesitando profesionales en estas áreas—, el verdadero diferenciador profesional vendrá con las habilidades que no pueden ser fácilmente reemplazadas por una máquina. Léase, las llamadas soft skills.
De acuerdo con el estudio Future of Work, de Endeavor, habilidades como el pensamiento creativo, la empatía, el coaching, la atención al cliente y el liderazgo son las que tienen menos probabilidad de ser sustituidas por una inteligencia artificial, en sus capacidades actuales. Al ser características tan intrínsecamente humanas, son, hasta el día de hoy, irremplazables.
Por ello, los equipos de gestión de talento han tenido que cambiar sus estrategias de contratación para centrarse no solo en el currículum de sus candidatos, sino en el fit cultural. Es decir, que sus valores y principios estén alineados con los de la marca, y que sumen no solo su talento, sino su compromiso.
Empresas como Kueski y Yalo lo tienen claro: no pueden crecer sin la gente adecuada. Y, a su vez, eso implica robustecer sus procesos y sus filtros para encontrar a personas que hagan match desde un lugar más profundo que la experiencia profesional.
Para Brenda Hernández, fundadora de la plataforma especializada en gestión de recursos humanos Skala, este cambio de paradigma es reflejo de la capacidad de las scale-ups y start-ups para iterar sus procesos rápidamente. Sin embargo, espera que la adopción de estos procesos ocurra en otros sectores, a medida que a las empresas les queda claro que “recursos humanos no son solo los que organizan los pasteles”.
Periodista de investigación con más de una década de experiencia en economía y finanzas. Apasionada del ecosistema emprendedor, comunica y analiza los temas de relevancia para el sector Pueden encontrarla en sus redes sociales y en adeydenv@gmail.com