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Expediente Startup
La 88° Convención Bancaria está por comenzar y uno de los grandes temas para este año será la llegada de Nu —con bombo y platillo— a la mesa de los grandes.
En semanas recientes se ha abordado a suficiencia las implicaciones de que Nu se transforme de SOFIPO a banco. Primero, porque es una sacudida para todos los peces gordos que, a veces por consideraciones regulatorias y otras por desidia, han evitado la innovación y, segundo, porque la visión cliente-céntrica implica un cambio fundamental en el negocio de la banca. Sin embargo, lo esencial sigue en el aire: ¿Cómo afectará la regulación bancaria la oferta y el margen de acción de esta fintech?
Para José Antonio Quesada, presidente del Colegio Nacional de Consejeros Profesionales Independientes de Empresas (CNCPIE), el ingreso de Nu a las filas bancarias implica, necesariamente, que sus estrategias de atracción de clientes dejen de ser tan atractivas como hasta ahora y que se adhiera a regulaciones que, como SOFIPO, eran bastante más laxas.
Quesada coincide en que la llegada de este jugador al sector activará la innovación al interior e impulsará algunas estrategias de digitalización que llevan años en marcha —Como BanRegio y Hey—, pero se muestra mucho más cauto sobre la revolución en el sector bancario que auguran algunos otros especialistas.
Aunque solo el tiempo dirá si la “revolución morada” es sostenible o solo una llamarada de petate, otras SOFIPOs ya están planeando sus próximos movimientos —desde hacerse públicas hasta fusiones o evolución de esquema—. Para ellas, el resultado de Nu será crucial, pues podría representar cambios regulatorios “de rebote”, tanto para la banca como para las Sociedades Financieras Populares.
José Díaz Rueda, también perteneciente al CNCPIE, es claro: la regulación de las SOFIPOs, que es la figura a la que algunas fintech se han adscrito para ofrecer servicios de captación de capital, es deficiente en algunos rubros. En parte, esto responde a que desde su concepción, la figura fue un chapoteadero para que los integrantes del sistema financiero aprendieran a nadar, antes de meterse a la alberca de los adultos, pero si la vigilancia es laxa… ¿realmente cumple su cometido?
Algunos ejemplos recientes, como el Consejo de Asistencia al Microemprendedor (CAME) hacen creer que hay área de oportunidad para afinar la regulación. Y, honestamente, tal vez sea tiempo de estudiar con lupa qué es lo que pasa en el sector, por el bien de los ahorradores y de las mismas fintech, que cada vez se vuelven más relevantes para el sistema financiero.
¿Afectaría la innovación? Tal vez… pero si eso puede evitar otro Ficrea, salvar a los ahorradores y evitar riesgos reputacionales que repercutan en todo el ecosistema fintech, valdría la pena el riesgo.
Sea como sea, ahora el escenario del sector bancario está cambiando. Y seguro más de una conversación en la Bancaria se centrará en los cambios que se avecinan. Porque si Nu pasó por la puerta, seguro otras fintech también llegarán pronto a la fiesta de los grandes. La pregunta es, ¿los jugadores de siempre están preparados?