De la empresa al fundador: el cambio de foco de un VC hecho en México

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En el ecosistema emprendedor hay talento, pero cada vez es más complicado encontrar quién lo apoye en etapas tempranas. Datos de Endeavor y Glisco Partners muestran que los financiamientos de rondas semillas retrocedieron casi 10 puntos —de 24% a 14%— como porcentaje del capital invertido entre 2023 y 2024.

Eso no necesariamente quiere decir que se destinó menos dinero —a fin de cuentas, se levantó 26% más capital—, pero sí que hay un cambio en el ritmo de inversión de la región y un interés cada vez más marcado por empresas de mayor trayectoria, como Clip y Justo. Así lo muestra el reporte “Venture Capital & Growth Equity en LATAM 2025” de Endeavor y Glisco Partners.

Los fondos internacionales se han mostrado tradicionalmente más interesados en empresas en series avanzadas —más cercanas a la OPI— que en las empresas que apenas están agarrando tracción. Eso es comprensible, si se toma en cuenta que apenas una de cada 10 startups en etapa temprana puede mantenerse con vida y que, aunque los montos de financiamiento suelen ser menores, a nadie le gusta sentir que juega a la ruleta rusa sin una excelente justificación.

Pero, ¿entonces qué pasa con los nuevos proyectos? ¿Qué pueden hacer los fundadores en entornos donde el mar azul se ha vuelto sosteniblemente rojo? Una de las respuestas más interesantes que he visto últimamente la ofrece un venture capital corporativo del noroeste de México. Kolab, el brazo de innovación del sonorense grupo Koval, busca apoyar a fundadores con asesoría especializada y mentoría desde la fase de concepción de los proyectos.

Ricardo Celaya, managing partner de Kolab Ventures, ve en este apoyo un camino para triplicar el número de startups que pueden llegar a etapas maduras. Como señala en entrevista para esta columna, “cuando apoyas a los fundadores, incluso cuando tienen apenas una idea, y los acercas con mentores y personas especializadas, estás dando pasos para que prospere todo el ecosistema”.

A partir de esta idea, en julio dará inicio el programa piloto Future Founders, que apoyará a tres emprendedores durante 100 días para avanzar su proyecto. Entre los requisitos está que sean personas con una trayectoria tecnológica probada y que “estén enamorados del problema, no de su solución”, destaca Celaya.

Además, como parte de la misión de Kolab, las empresas que surjan o sean parte del fondo deberán colaborar con el desarrollo del noroeste del país. Eso no solo beneficia a los emprendedores, a los inversionistas y al ecosistema sonorense, sino que también demuestra que las startups tienen que pensar y coexistir fuera de la caja, sin tanto chilangocentrismo.

Desde esta columna celebramos que los fondos mexicanos acompañen a proyectos desde etapas tempranas. Estaremos atentos al desarrollo del programa y, con suerte, al nacimiento de tres proyectos que impacten positivamente a una región con altísimo potencial.